Salta - Argentina: viernes 01 de diciembre 2023 19:50 hs.

Franco Rinaldi: ¿Un homófobo, negrófobo, xenófobo o izquierdófobo de JxC?

Franco Rinaldi: ¿Un homófobo, negrófobo, xenófobo o izquierdófobo de JxC?

Salta / Argentina ( Por Gaston Espeche (1).- Hay dos tipos de derecha en la Argentina. Una derecha “pito duro” que declama “bala o muerte” por los balcones de barrios paquetes; que tiene la bandera argentina enmarcada en el living mientras sus hijos estudian en Estados Unidos; que quiere la pena capital para los motochorros y las parejas de lesbianas que matan a sus hijos; y otra derecha “llorona”, “emo” que llora por los caídos de Malvinas, por la vindicación de las víctimas de la guerrilla,  por los soldados y soldadas ucranianas; y por los millonarios asfixiados en sumergibles. Franco Rinaldi sería de la primera línea porque él es muy macho para andar llorando. El excandidato como legislador del Pro de Buenos Aires fue el tema de debate durante las vacaciones de invierno por sus vivos de Twitch que hacía allá por la no tan lejana cuarentena para hacerse unos pesos, brindándonos una especie de monólogo virtual donde habla de todo sin tapujo, bien crudo, con un toque de “““humor”””

¿Quién es Franco Rinaldi? Es un salteño radicado en Buenos Aires, homófobo, negrófobo, xenófobo, izquierdófobo, todos los ófobos que se le pueda ocurrir. Es también básicamente un votante neto de Juntos por el Cambio y Cambiemos. Pero éstos últimos apenas vieron sus dichos lo “renunciaron” al grito de la igualdad, los valores y la democracia mientras que  Franquito decía: “Pero era una rutina de stand up” (léase esto con voz chillona). No hay tiempo! Hay que pasarlo por la cuchilla! El animal tiene que ser sacrificado frente al altar para calmar a los dioses mediáticos. Pero hay olor a quemado acá y no es cordero patagónico. El Stand Up, para quien no lo sabe, es básicamente tocar temas tabúes de manera cómica, sin importarle si ofende a los gays, a la señora que va a comprar el pan, a los fachos, a los millenials, a la de pañuelito verde o azul, a la feminista o al machirulo mediante una rutina más o menos estructurada en la cotidianidad de la vida, el día a día, el quehacer diario. El punto es hacer reír. El stand up atraviesa las construcciones sociales que nos dejaron mamá y papá y la tele y la educación pero no se queda ahí nomás, las supera (o al menos lo intenta). Entonces no hay lugar para la autocensura, por ejemplo, porque eso atentaría contra la misma naturaleza del stand up (y del humor en general). Fernando Peña sostenía que se puede hacer humor con todo. El humor juega con las cuestiones sociales se ríe de tabúes, no tiene límites a la hora de accionar ¿Pero es gracioso o no es gracioso? Y más importante ¿para quién?

El tema acá es la censura porque a Frank se le ocurrió ser miembro de Cambiemos y hacer stand up paralelamente; que es como ser astrólogo y también paleontólogo al mismo tiempo, o querer jugar a la escondida con el hombre invisible, o querer ser millonario siendo escritor, o ponerse una carnicería en Somalía. El standapero apela a la honestidad, y un político honesto solo aparece en los obituarios… Frank pagó el precio. Pero si dice todo lo que piensan sus mismos compañeros de fórmula que lo echaron ¿cuál es el problema? Ahí está la cuestión: sus amigos y amigas del partido no hacen vivos de Twitch pidiendo que incineren la Villa 31, que metan presos a los morochos, que las mujeres que abortan son asesinas y pelotudas, que a un conocido periodista cordobés le “hierve la cola” y la lista sigue y sigue ad nauseam. Quisiera decir un par de palabras no a favor de Franco Rinaldi ni al tipo de humor que el prodiga en sus redes sociales sino defendiendo la libertad de expresión. A ver, si a alguna persona se siente tocada por un chiste o broma durante un stand up, se retira y listo. Nadie lo obliga a quedarse. Yo haría lo mismo si estaría en una sala con este señor frente al micrófono, simplemente porque no me causa gracia este tipo de humor. Me parece que atrasa, pero me parece aún más atrasante, la reacción inquisidora y censora de mucha gente que se subió al vagón de “vamos pegarle al enano facho”. A lo único que soy intolerante es a la intolerancia, como dijo Voltaire. Pero los verdaderos enanos fachos están en gente alta que hay que levantar un poco la cabeza para verlos y apenas si se puede discernir si son de la izquierda, de la derecha, de la centro derecha o medio campistas; se esconden detrás de discursos “progres” mientras en la práctica son Torquemada en pleno Auto de Fe testeando a ver qué tan verdaderamente inclusivo es el hereje de turno. Ansias de destrucción y arrasar con todo. Es un mensaje de descontento, como los adolescentes que se autolaceran sus antebrazos, las muñecas; es lo mismo, quieren que papá y mamá sepan, y de paso también la sociedad, la falta que han cometido hacia ellas.

Los argentinos vivimos en una constante adolescencia sin solución de continuidad. Pero es que es así, los argentinos y argentinas son emos, están llorando por la mañana porque su novio/a no les contesta los mensajes de Whatsapp y por la tarde están festejando en las plazas que ¡Argentina Es Campeón! *** Luego vuelven a la realidad y se dan, nos damos cuenta que no hay cerveza ya en la heladera, ni mortadela, ni queso. Y por ahí, en otro “acting out” salimos corriendo al súper chino más cercano junto con otros adolescentes y nos robamos tres cajones de cerveza.Y hago un adendum ad hoc para los que se rasgan las vestiduras con respecto a la siguiente fórmula: la pobreza o la búsqueda de la riqueza conduce hacia lo delictivo para obtener sus objetivos (como si fueran robots), como si fueramos seres totalmente lógicos y enteros, tan cabalmente conscientes de nuestro accionar diario, desde que nos levantamos hasta que nos lleva la reina del sueño; pero no, señor, la delincuencia no es un mecanismo de defensa, antes de ser un lugar de prófito económico es principalmente una elección de vida. Es decir, ante la idea de la muerte o en frente de la desaparición de mi ser ante lo real (la nada) uno elige ser un abyecto, un criminal. No es transgredir, es simplemente ser un muerto antes de que la parca te coseche; ganarle de mano a la muerte mientras estemos vivos. Eso es un delincuente. Un ser que está muerto antes que lo mate Bolsonaro, Bullrich o Bush. Después viene la idea de la política de estado que quiere ajusticiar a los motochorros. Estos pibes son inteligentes y se te hace difícil ser bueno y además inteligente en este mundo antes de que nos invadan los extraterrestres, caiga un asteroide, o nos muramos devorados por la lava de un volcán. Entonces, hay que ser, mejor dijo en criollo, un hijo de puta. Los tomates buenos serán devorados en una ensalada mixta o en una ensalada especial con un montón de aceite de oliva y un poquitín de vinagre de manzana.

(1) Profesor de Inglés/escritor/Contacto: +549387-4628296.

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