CABA/Argentina (Por Eduardo Sanguinetti (1).- Nuestra Sociedad, dividida, desgarrada, desdichada e hipócrita, instala todas sus endebles energías en velar evidencias de crueldad, violencia y corrupción endémica, en acto de destruir la vida en sus propios cimientos, sus propios mecanismos de funcionamiento. La trama de mafiosos corporacionistas, y gobernantes deprimentes, conforman la cofradía de los impenitentes, libres de pecado concebido, según escrituras apócrifas satánicas, son los dueños del mundo, no nos engañemos más, pues no es saludable para pueblos devenidos en ser perros de la globalización. Como ejemplo, lo aplico a la deuda ilegítima tomada con el FMI, por un gobierno mafioso por un DNU, en nombre del pueblo argentino, sin aprobación del poder legislativo, infringiendo todas las reglamentaciones vigentes, incluso del mismo FMI… debería llamarse de inmediato a consulta popular, al modo de la clásica democracia griega, para no pagar dicha deuda extorsiva y criminal, pues afecta al normal funcionamiento de una sociedad paria, en estado de indigencia, hartazgo e invalidez… Lo que decida en este caso el gobierno de turno, me tiene sin cuidado. La clase política permanece encerrada en la paradoja desdichada del encadenamiento fatal entre una razón y una legislación que intenta subliminalmente, universalizar lo social en nombre de su idea y el fracaso cada vez más flagrante de esa empresa: la desaparición de la misma idea de lo social en el horizonte de todos los discursos, la desaparición de la idea de historia en el horizonte de la información, la desaparición de la idea de soberanía en el horizonte del “cambio social”… los demás viven en una alegre paradoja, permaneciendo en un colosal escarnio de nuestra esencia de humanidad, en estadio de ingravidez. Han cambiado tantas cosas. Ya no quedan niños destinados a obedecer, ya no quedan mujeres destinadas a ser poseídas y tampoco, por lo que apreciamos, no quedan pueblos destinados a ser representados. No me interesa discutir hasta el infinito las ventajas del sistema representativo, que ya no representa las urgencias básicas de la sociedad y en especial el sistema electoral, pleno de falacias, no cualquiera puede ser candidata/o a función ejecutiva, legislativa, debería reunir condiciones en capacidad, idoneidad y sobre todo eticidad, comprobables. La democracia griega no funcionaba con la representación, sino con la presencia rival, antagonista, no igualitaria de todos los ciudadanos. Nuestro disfuncional sistema ha deshabituado al ciudadano de su presencia en favor de la representación, e indudablemente, esta práctica ha propulsado las democracias burguesas, ojalá por el mismo motivo las haga morir. La profesionalización de las clases políticas, corruptas y serviles a los poderes reales, tan alejados de lo social, han intervenido fácticamente el proceso democrático. De todos modos, sigo caminando por la calle de los primeros dolores con un carnaval a toda marcha. Voy trotando por el camino, entre un denso gentío equinoccial, derramando las melodías que he aprendido. Soy viajero y aventurero, en búsqueda de una salida se me ocurren ‘cosas’, esto es lo que me hace avanzar, estoy enamorado de aquello de lo que los otros no se hacen cargo: la soledad… nada me es indiferente, pero es necesario que todo me sea indiferente, de otro modo no podría continuar intentando permanecer en un mundo donde nada es lo que parece y nadie es quién dice ser. Me ha permitido el permanecer en sobrevivencia en esta tierra, conocer a seres que se acuestan sin comer y se levantan sin saber si comerán en el día que deben enfrentar, en un sistema que no da espacio a la sensibilidad del instante, a las mascotas de la globalización, no pueden impedir el terricidio aun encontrando el “gran amor”, el destino nos ha encerrado en una jaula de laboratorio, con perfil mutante ‘endless’. No lo ignoro, pues veo, siento y experimento las necesidades de la mayoría de hombres y mujeres que luchan o mueren en el intento de permanecer en este mundo, donde deberíamos todos y todas tener nuestro espacio para permanecer, nuestro pan para comer y nuestro rol a cumplir, para hacer de esta existencia algo digno de ser experimentado… las tinieblas lo han tomado todo. Los sensibles humanistas iconoclastas, tenemos la mediana certeza, que esta vida es «algo» inasible, digna de ser experimentada en disfrute y placer, jamás una condena con fecha de vencimiento… Sólo me interesa saber que la vida debe ser ‘vivida’ como un milagro, no como un castigo. Ante la lógica de los ‘justos’, la ‘benevolencia’ impasible de los generosos y los ‘virtuosos’, junto con la seriedad de los ‘teóricos’, se promueve la indigencia de millones de seres humanos y se perpetra el despojo de derechos, la expoliación de la vida, la degradación de la salud, el hambre como regla y norma, las horas muertas, la vida espantosa, sin visión de modificar el horizonte pintado a mano, paisaje siniestro y verídico, al que asistimos. El sentido popular, asimilado en sensibilidad y ética, no ignora que la aldea global está envilecida tras el lucro, en cuyas manos se concentra la riqueza y el poder de decidir sobre la vida de comunidades enteras. Lejos de promover la armonía y el bienestar de hombres y mujeres, solo ha provocado los bajos instintos en un mundo que expulsa a los valientes poseedores de ideales e ideas y premia a los mercenarios, los cobardes, traidores y simuladores. El hombre que se interroga sobre su destino está siempre solo, a cada instante él pierde o gana sin que haya ninguna referencia a alguna ley común. Todo destino tiene su ritmo, una ley de compensación equilibra los desastres. «Es necesario renunciar absolutamente para ser absolutamente», he escrito en mi ensayo Alter Ego. Es necesario también perseverar sin esperanza de victoria. El destino otorga su chance después de un largo periplo cercano a la muerte. Eso que pedimos con la mayor insistencia al destino, al final nos lo acuerda (el precepto queda verificado) pero nos lo acuerda más que cuando no lo esperamos más. Hay que desconfiar de las ventajas fáciles que nos ofrece un mundo que simuladamente abre sus puertas a todos los que obedecen… pero alcancemos un estado de extrema felicidad que suprime por un tiempo la memoria de lo que jamás ocurrió.
(1) Filósofo y poeta/Columnista de LaColumnaNOA.