By Salta/Argentina (Por Anabell Lucero(1) ¿Si te dijera que con tan solo realizar un par de respiraciones de manera consciente ya estás meditando?, o mejor aún, ¿si te dijera que cuando haces respiraciones profundas, vuelves a tu momento presente, el famoso y más buscado aquí y ahora? ¿Acaso no lo intentarías? Aunque sea por mera curiosidad. Quizás, al leer este artículo, esta breve introducción, ya estás respirando de manera diferente y tomando conciencia sobre lo que estás haciendo en este preciso momento. Pues bien, esa es la idea, que comiences un viaje hacia tí mismo a través de ciertos ejercicios de meditación.
Siempre me preguntan ¿Cómo hago para meditar?, ¿Qué es meditar? y ¿Cómo logro concentrarme?. Primero, voy a citar las palabras de Eckhart Tolle, un gran escritor y maestro espiritual: «Meditar no es una acción en si misma, sino tener la capacidad de ser. El ser está antes del hacer porque primero soy y luego hago. La meditación implica alinearse con la totalidad del ser, del momento y del todo sin la necesidad de comprender este concepto a nivel mental». Ahora bien, desglosemos un poco esta definición. Según mi humilde entender, lo que Tolle nos quiere decir es que no debemos esforzarnos por sentarnos, cerrar los ojos y poner nuestra mente en blanco, ya que nuestro cerebro es una máquina perfecta diseñada para pensar y razonar, ¿cómo podríamos impedir eso? En realidad, meditar es mucho más sencillo. Es enfocarnos en alguna parte de nuestro cuerpo (aquello que Tolle llama cuerpo interno) y dejar que nuestros pensamientos fluyan sin sentir que nos invaden y no nos dejan concentrarnos. Nuestra capacidad de concentración se desarrollará a medida que aprendamos a respirar de manera consciente. En mi caso, me resultó muy fácil comenzar a meditar. Un día, hace cuatro años, me senté, cerré los ojos y pensé «voy a ver si puedo concentrarme y meditar». Lo logré, experimenté una sensación muy linda, como una especie de “adormecimiento” de todo el cuerpo que genera paz y calma, y también logré que se convirtiera en un hábito. De hecho, forma parte de mi rutina, ya que casi todos los días me tomo algunos minutos para volver a mí. Esto es yo llamo la meditación.
Técnicas de Meditación
A continuación, doy tres técnicas de meditación. Existen diversas formas de meditar según las diferentes culturas y religiones. Una de las más conocidas es la meditación con repetición de mantras —sonidos que tienen un significado específico— que permite a la mente concentrarse y relajarse. También se puede meditar mediante mindfulness, es decir, prestar atención plena al flujo de pensamientos, dejar que vayan y vengan y, simplemente, observarlos. Otra técnica muy práctica para principiantes es la meditación a través de la concentración en un punto u objeto determinado (llama de una vela, un chakra o un sonido). No se olviden que es necesario (de hecho, les recomiendo) aprender a respirar de manera consciente para alcanzar la atención plena o concentración. Ahora bien, ¿Cómo la meditación me ayuda a realizar un viaje hacia mi interior? La respuesta es sencilla: el hecho de poder respirar mejor, concentrarnos y calmar nuestra mente nos ayuda a mirar hacia adentro. Es un proceso de introspección mediante el cual observamos nuestros pensamientos, reflexionamos y comienza el cambio. Siempre llegamos a un punto de convergencia en nuestras vidas donde se vuelve necesario, casi imperioso, cambiar. Quizás, se deba a alguna experiencia triste o se trate de madurar y dejar de ser o hacer algo que ya no nos resulta útil para nuestro presente y para poder seguir avanzando. En definitiva, la meditación constituye una gran herramienta para iniciar cualquier tipo de cambio en nuestras vidas, ya sea que comiences a practicarla por mera curiosidad o realmente necesites salir de una situación difícil. Para concluir, me atrevo a decirles que el único camino que nos lleva a una vida plena, a vivir el presente, aquí y ahora, es realizar un viaje a nuestro interior. De hecho, no solo con la meditación, sino con cualquier tipo de terapia o práctica cognitiva-conductual podemos alcanzar un estado de armonía y alegría que nos permita estar conscientes hasta el punto de sentir que respiramos y cómo respiramos. Pareciera que menciono una acción innata del cuerpo, pero, en realidad, vivimos, como sociedad, en modo automático y ni siquiera nos damos cuenta de lo que pasa a nuestro alrededor. De esta manera, nos perdemos del presente y, por lo tanto, la vida misma, ya que el pasado y el futuro —la acción que sigue, el paso siguiente— no existen. Permítete, como ser, volver a ti mismo, aunque sea unos minutos por día y, con el tiempo y mucha paciencia, notarás un cambio hermoso de adentro hacia afuera.
(1) Traductora Pública en Inglés/Columnista de LaColumnNOA/Contacto: +549387-4412530.
